Mañana mi nombre será azul






Mi verdadero nombre es Kathya,
mi mamá lo sacó de una pianista rusa Khatia Buniatishvili.
Ella me soñó antes de nacer en forma de Virgen de Fátima
con halo y todo
me agarró el rostro apantallada
era una visión.

Pero me llamó Kathya.

Ayer mi nombre era Karen o Karolina
dependiendo de los oídos encerados
de la bruma mental  
se cuela la K y la A
conque lleve alguna de esas letras 
podría serlo.

Mañana mi nombre será Azul
así me pierdo en el cielo de las 11 de la mañana
en el letrero de Wrangler de la sexta avenida en los ochentas
entre los jeans vaqueros usados de la Mega Paca 
entre la taza de peltre de menjurjes para la piel
anunciando mi nuevo nombre: Azul.

Adentro se que mi nombre es ansiosa, pervertida y loca
también insegura, susceptible,  bruja, ilógica, incoherente, agresiva
franca, desconfiada, obsesiva.
Una orgía. 

Pero Kathya es aceptable, genérico, con cierta musicalidad
me protege.

Mi nombre solía ser, buena estudiante
alegre, agradable, mocosa, extramiedosa, miona
chillona con el apellido: consentida  
corría veloz a los brazos de mi padre
pucheritos a mi madre. (Ay el pie de piña de mi mamá)
patadas a mi hermano acechante
rodeada de plástico y plasticina
en una jungla de primos colgando entre burlas y verborrea. 
sobrevive el que se come a los demás.

Mucho gusto, pero yo me presento como Kathya.

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