La paz, levemente emocionante

"La paz, levemente emocionante."

Nos encontramos inmersos en profundos pensamientos, atormentados por el deseo de hacer lo correcto, pero nuestras acciones a menudo se distorsionan por nuestros anhelos. ¿Por qué buscamos justificar la incoherencia entre lo que decimos y lo que hacemos? ¿A dónde pretendemos llegar con este comportamiento? ¿Por qué experimentamos una extraña satisfacción al evadir la fidelidad o la integridad, o al relacionarnos con personas que sabemos que podrían hacernos daño?


Estamos atrapados en una extraña paradoja, donde estos comportamientos se convierten en experiencias emocionantes en nuestras vidas. Parecemos estar tan acostumbrados a la estimulación constante y a la adrenalina que la tranquilidad se vuelve monótona y poco excitante. ¿Por qué buscamos la emoción en la transgresión en lugar de la paz? Estas preguntas nos llevan a reflexionar sobre la complejidad de nuestras decisiones y deseos en un mundo donde a menudo preferimos "lo emocionante." 


Krishnamurti decía que para tener paz tienes que vivir pacíficamente.


Así, la violencia que observamos en estas amplias esferas de la vida, tanto a nivel nacional como en el mundo entero, en forma de guerras, injusticias y pobreza, es un reflejo vívido de nuestra cotidianidad. A veces, puede parecer insignificante no ser coherentes con nuestras decisiones, pero al normalizar estas conductas creamos un patrón que se reproduce en todos los aspectos que desearíamos cambiar en nuestros entornos. Pero al mirarnos a nosotros mismos encontramos la respuesta, la clave para transformar el mundo radica romper patrones, y realmente intentar vivir en paz, es una verdadera revolución que hace entonces en que la paz verdaderamente se convierta en algo excitante.


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